martes, 29 de marzo de 2011

Por qué se inicia el mobbing. Inicio del acoso laboral.

En primer lugar hay que poner el foco en el agresor. Es por lo general un superior jerárquico o propietario de la empresa, pero también puede ser un compañero de trabajo, o bien una combinación de ambos. El acosador cuenta además con la inhibición de los que rodean el caso y por tanto con una impunidad. Estos que se inhiben son compañeros que miran para otro lado. Al principio la víctima cree que los superiores de su superior acosador tendrán sentido de justicia y que actuarán con objetividad defendiéndole y poniendo las cosas en su sitio. Esta esperanza suele resultar infundada debido a que es más cómodo dar la razón al acosador o acosadores, prefiriendo quitarse de encima a la víctima, sobre todo si el acosador tiene mucha influencia (por ejemplo ser pariente de un socio del negocio).
En el origen del acoso laboral encontramos acosadores de notoria mediocridad humana, propensos a los celos y menospreciadores natos en el conjunto de su existencia; acosan a subordinados que temen les dejen en evidencia por su calidad profesional o moral. Por eso, desde el principio de entrar en un trabajo hay que tener cuidado de no blasonar de eficacia, honradez, sentido de justicia y menos de ir con la frente muy alta, sin dar lecciones de nada; esto es de sentido común, una mayoría consigue hacer bien esta entrada en la escena laboral, pero quien no lo consigue verá que si hay personalidades acosadoras en el entorno se le echarán encima.
Una vez se desata la pugna contra el acosado, éste puede confiar demasiado en su capacidad de lucha, pero debe antes de ponerse a la lucha que será siempre de desgaste, considerar cuáles son los apoyos del contrario a menudo no visibles. Si el acosado es persona sola, que está ella sola con sólo sus principios morales, verá que el acosador o acosadores se envalentonan y no pararán hasta degradarle poco a poco, hacerle ir de baja médica y finalmente conseguir la huida laboral que es su objetivo.
Por eso es importante no estar solo en un proceso de acoso y fortalecerse psicológicamente. Esto es lo que se ofrece en la asociación Hirigoyen de Bilbao, que no es un grupo de presión o defensa inmediata, sino un entorno donde la víctima puede comunicarse, escuchar otras experiencias, ver que no es el único caso en su género y aprender técnicas de superviviencia frente al acoso, un proceso generalmente de larga duración y capaz de dañar no sólo a la vícitma sino a la familia que convive con él.

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