Hay dos ingredientes psíquicos opuestos, que cuando aparecen
en personas que han de relacionarse, como es en un trabajo, producen
situaciones muy tóxicas para una de las partes. Cuando hay propensión a la
neurosis (sin ser esto enfermedad mental) el individuo asume demasiada
responsabilidad de los problemas en su vida. Los síntomas de la neurosis se pueden
manifestar como depresión / ansiedad / ataques de pánico / autoconciencia. Quien
tiene elementos neuróticos a menudo cree que hay algo intrínsecamente malo /
inadecuado en lo que es él mismo o en sus actuaciones. A menudo asumen culpas
increíbles sobre sí mismos, experimentando culpa y vergüenza fácilmente.
Por el contrario tenemos a quienes se consideran muy poco
responsables de los problemas en su entorno. Los síntomas del desorden de
carácter se manifiestan en trastornos borderline
como el narcisismo y el protagonismo, que pueden catapultar a puestos de mando a personas que en realidad son incompetentes y enemigos de la competencia ajena. Los síntomas a menudo son indistinguibles de la
personalidad del individuo. Quien tiene un desorden de carácter a menudo evalúa
la culpa-fallo de los demás en un grado excesivo. Ellos a su vez asumen poca
culpa y son a menudo incapaces de reconocer y distinguir el daño que hacen a
los demás en su vida, o bien fingen fácilmente desconocerlo. Como sucede a
menudo el que tiene desorden de carácter perpetúa y agrava la neurosis del
individuo de inclinaciones neuróticas.
Ni qué decir tiene que si un trabajador es portador de
un cierto grado de neurosis se convertirá en objeto de persecución de un jefe
que padece desorden caracterial. Esta relación
fácilmente puede conducir al primero a problemas psiquiátricos severos, que el
acosador utilizará fácilmente como evidencia en su favor.
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